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¿Es el Bitcoin como el ORO?

Por 28 septiembre, 2017 Sin comentarios

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Mucho se ha especulado acerca del valor de la cryptomoneda más popular del mundo, el Bitcoin. Inicialmente concebida según el paper de Satoshi Nakamoto con el objetivo de ser ‘dinero digital’ (Digital P2P Cash), cada vez está más alejado de su concepto inicial de medio de pago.

Es cierto que se mueven cientos de bitcoins diariamente en miles de transacciones, pero el límite práctico de 4 transacciones por segundo (1MB por bloque, 2000 transacciones, 10 minutos) hace que sea complicado considerarlo como medio de pago. Visa, por ejemplo, tiene decenas de miles de operaciones por segundo. ¿Entonces, si no es un medio de pago, dónde está el valor de Bitcoin?

Utilizando las propiedades de transparencia de la red, podemos analizar el número total de monedas emitidas y el número de monedas intercambiadas diariamente, aproximadamente un 1% del total. Es decir, el 99% de los poseedores de monedas no las intercambian, los poseedores de bitcoins siguen una estrategia BUY & HOLD, típica de valores refugio como el oro.

¿Es entonces una commodity como el metal dorado? Sí y no. Su principal diferencia es que no está respaldado por un colateral físico, como ocurre con el metal. Al comprar oro hoy en día, se emiten títulos, papel, un apunte de deuda respaldada frente a una autoridad que garantiza estos títulos. No se intercambia el metal. Bitcoin omite completamente la parte física e intercambia títulos, monedas, que nacen de potencia computacional utilizada en verificar las transacciones de la red. Es decir, es un ingenioso sistema que utiliza un recurso escaso (la potencia computacional) como base para la emisión de nuevas monedas, de nuevos títulos. Y al mismo tiempo, este trabajo se utiliza para verificar que las transacciones de la red son válidas sin necesidad de una autoridad central.

No es necesaria la parte física, se basa en un trabajo realizado, trabajo que realiza el hardware de los ‘mineros’. Este trabajo ES el colateral del Bitcoin. Es lo que garantiza que, en un momento del tiempo, sólo una persona (minero) resolvió un bloque realizando el trabajo de verificación. Mediante bitcoins se ‘premia’ este trabajo y mediante criptografía se registra de forma prácticamente inmutable, ya que no se puede alterar la cadena sin alterar todos los bloques siguientes. El coste económico de esta alteración sería astronómicamente elevado en hardware, potencia de cálculo y electricidad.

En el mercado del oro, cuando actores como el Bundesbank reclaman su colateral de regreso, pueden tardar hasta 5 años en la repatriación del colateral con costes de 9M€, dando lugar a cientos de rumores y teorías sobre dónde están las reservas y si se están otorgando títulos sin un apropiado respaldo. Con Bitcoin, esta repatriación hubiera durado unas horas y no habría habido ninguna duda sobre la propiedad de las monedas. Hubiera costado 4-5€.

Almacenar bitcoins es infinitamente más simple que almacenar toneladas de oro, su transporte es ridículo (basta una anotación en un papel), además de ser perfectamente divisible (tiene ocho decimales) y con una producción matemáticamente controlada. Nadie puede emitir Bitcoins, nadie excepto los bitcoins que se producen gracias a los mineros, nadie excepto la red. Y es la red, la comunidad, donde está el futuro de esta cryptomoneda. En la aceptación y uso que sus usuarios le otorguen.

En definitiva, ¿es entonces como el oro? Si utilizamos el oro como reserva de valor, Bitcoin se está convirtiendo en la evolución de este método de reserva. Es oro 2.0, es oro en el siglo XXI. Eso sí, no sirve para hacer relojes o anillos, pero ésa es otra historia.

Si quieres saber más de blockchain y bitcoin, no te pierdas nuestro evento el día 10 de octubre.

Autor: Antonio Gonzalo, Co fundador de Ethereum Madrid 

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