“Hay que cambiar los modelos de pensamiento” en la gestión empresarial
“Los grandes cambios vienen acompañados de grandes crisis de confianza. Nos encontramos en un momento de cambio profundo” que suele repetirse cada 80 años, según ha destacado Phil Yim en la ponencia “Pensar-Hacer. Una guía estratégica para la gestión de la innovación” que ha tenido lugar en The Place, el espacio de inspiración de The Valley, donde ha recorrido los distintos estadios de la innovación con una presentación trufada de ejemplos y sugerencias.
Yim, filósofo y teólogo, que ha dedicado algo más de su última década profesional a la gestión de la innovación en grandes corporaciones como BBVA, GSMA o El País, entre otras, ha subrayado la necesidad de “cambiar los modelos de pensamiento” en la gestión empresarial y romper con ”la dinámica de los resultados y los incentivos”, tras destacar un error común en los planes estratégicos de las corporaciones, la visión estratégica a corto plazo.
“Nos encontramos en un entorno con nuevas herramientas, nuevas aplicaciones tecnológicas que pueden facilitar la generación de nuevos productos digitales y nuevos modelos de negocio”, sin embargo, la visión “cortoplacista” de las organizaciones provocada por “la incertidumbre” entorpece la visión estratégica, que según Phil Yim debería considerarse “en el largo plazo”.
Yim ha completado su ponencia con distintas estadísticas para reforzar su argumento y ha destacado que sólo el 53% de las compañías que planifican su estrategia con periodos de actuación por debajo de los cinco años alcanzan el éxito, frente al 85% de las empresas que logran sus objetivos gracias a una planificación cuya visión abarca más allá de un lustro, según el Strategy Survey de A.T. Kerney de 2014.
Los beneficios deben estar orientados a futuro
Para Yim, el problema “no es una cuestión generacional sino estructural” que se produce “a nivel mundial”. “El sistema está hecho así para maximizar beneficios más allá de dotar de más vida a las empresas o adaptarlas al cambio”. En este sentido, el filósofo sostiene que “las operaciones están incentivadas pero la creación de valor” para las empresas “no lo está”.
De este modo, el filósofo de origen coreano ha destacado que “los beneficios” de una compañía “deben de estar orientados al futuro” tal y como pone de relieve el informe de McKensey Where Companies with a Long-Term View Outperform their Peers, elaborado en 2017, y que sostiene que las empresas que planifican al largo plazo obtienen un 47% más de ingresos, un 36% más de beneficios e incrementan su capitalización bursátil un 58%.
En cuanto al verdadero contenedor del valor, Yim ha destacado que a lo largo de la historia de la Economía, “al principio fue la tierra, en los últimos 300 años ha sido el capital, y ahora estamos entrando en la fase de los datos”, un cambio que genera “mucha confusión”.
Hoy en día, gracias a la tecnología exponencial, los cambios se producen en pocos meses frente a las décadas que transcurrían en el pasado para alcanzar nuevos hitos. Por este motivo, la toma de decisiones es crucial para las empresas. “Hay que tomar decisiones. Si hacemos mucho sin pensar no avanzaremos. Si pensamos demasiado y no ponemos el foco en una acción tampoco avanzaremos. El éxito de nuestro futuro consiste en pensar y en hacer”.
“Las empresas que no generan nuevo valor mueren”
Yim considera que la clave del pensamiento empresarial debe estar orientado a “crear nuevo valor” más allá de otras dinámicas para evitar la desaparición de los proyectos.
Según el índice de longevidad de las 500 empresas más significativas del Standard and Poors, en los años 50, las empresas sobrevivían dentro de esta clasificación una media de 60 años; en los años 80, se redujo a los 25 años; y en 2010, a los 18. “La previsión es llegar a 12 años en 2020”. “Las empresas que no generan nuevo valor mueren”, concluye Phil Yim.
Diversos modelos de pensamiento para entender mejor el cambio
Por último, el filósofo y experto en innovación ha subrayado que “la estrategia depende de cómo entendemos el mundo”, por lo que ha sugerido diversos modelos de pensamiento para entender mejor el cambio, como la Ley de rendimientos acelerados de Kurzwiel, que sostiene que cualquier sistema dotado de información aporta resultados cada 12 meses, entre otras propuestas.
Entre los “nuevos modelos mentales que pueden ayudarnos”, Yim ha destacado el análisis llevado a cabo por John Bollen, donde pudo apreciar el impacto del estado de ánimo colectivo en la Economía global.
Este estudio que llegó a analizar el contenido semántico de más de 2,7 millones de cuentas de Twitter y 9,8 millones de tweets, fue capaz de “anticipar con tres o cuatro días los cambios en la bolsa”. Así, si decaía el ánimo, caía la bolsa y si el optimismo era la tónica, la bolsa subía.
Estos tipos de análisis son los que llevan a Yim a reflexionar sobre la necesidad de dedicar más tiempo a meditar sobre el futuro de las organizaciones antes de pasar a la acción, sin olvidar que se trata de una necesidad perentoria. “Las empresas que no generan nuevo valor van a morir”.
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