El niño que domó el viento es una bellísima película que cuenta la historia de William Kamkwamba, un joven de 13 años de Malaui que logró llevar agua potable a su aldea por primera vez. Lo hizo construyendo un aerogenerador y una bomba de agua con la única ayuda de su ingenio, perseverancia y unos pocos amigos que creyeron en él.
Una historia que no solo conmueve, sino que nos regala valiosas enseñanzas sobre procesos de cambio e innovación de las que podemos aprender. Porque si un niño (muy especial, eso sí) en tales circunstancias fue capaz de conseguirlo, no hay excusa que valga.
Estas son las lecciones de William sobre el mundo de la innovación y su camino y obstáculos hasta lograr el objetivo que se propuso: crear electricidad del viento para ayudar a su familia.
Lluvias e inundaciones (cambio y disrupción)
El filme comienza presentándonos el modo de vida agrícola de Wimbe, la aldea donde viven William y su familia. El niño tiene habilidad reparando aparatos de radio, y por ese canal llegan las noticias de inundaciones en la vecina Mozambique. Aunque las lluvias torrenciales son frecuentes y esperadas en esa época del año, la temporada húmeda traerá consecuencias que pocos se atreven a reconocer. Todo parece indicar que se avecina un cambio drástico de modelo, un cambio disruptivo, reforzado además por el siguiente punto.
Talar o no talar (visión estratégica, entornos VUCA)
En paralelo a las noticias sobre inundaciones, una oferta de compra de tierras por parte de la empresa tabacalera divide a la comunidad, que se reúne en torno a su líder. Quienes opten por vender las tierras, obtendrán una importante suma de dinero en un momento de incertidumbre, pero se quedarán sin sustento a largo plazo. Los que no, tendrán que hacer frente a las inundaciones, aunque seguirán teniendo sus tierras. La elección no es sencilla. También se presenta un nuevo problema: los árboles que se talen en las tierras vendidas ya no podrán frenar las riadas en caso de inundaciones, que arruinarán los cultivos. La incertidumbre es enorme, hay que tomar decisiones muy complicadas en poco tiempo. Las consecuencias las veremos un poco más adelante.
Vertedero de vehículos (pensamiento creativo)
William tiene un amigo inseparable, Gilbert, hijo del líder comunitario. Este le suele acompañar al vertedero de vehículos en busca de recambios para sus reparaciones de radios, y casi siempre encontraban algo. Quizá la mayoría de habitantes de Wimbe veían el vertedero como eso, un lugar donde deshacerse de aparatos y vehículos viejos. Pero William supo utilizar el pensamiento creativo para razonar de una forma distinta a los adultos, encontrando oportunidades donde nadie las veía. Y eso será clave para el desenlace de la historia.
El colegio (formación continua)
La temporada escolar da comienzo y con ella William acude a clase por primera vez. En el colegio descubre las ciencias junto al Sr. Kachigunda, y de él escucha hablar por primera vez de la electricidad. El niño, curioso por naturaleza, intuye desde el principio que este es un momento vital, y se dispone a sacar el máximo rendimiento del estudio, incluso en noches sin luz. Algo se está gestando en su cabeza.
La biblioteca (investigación)
Anexo al colegio está la biblioteca, donde William encontrará el libro Using Energy que le servirá de inspiración para la construcción del futuro molino. Los puntos se van conectando. El problema es que únicamente se permite la entrada a los alumnos cuyas familias se encuentran al corriente del pago, y no es caso de los Kamkwamba, cuyo padre ha entendido que se avecinan malos tiempos y que es momento de ahorrar, aún a costa de la formación de su hijo. No obstante William se las arreglará de la forma más impensable.
El profesor y la hermana (negociación)
William sabe que el profesor Kachigunda y su hermana se ven a escondidas, pues una noche los vio besarse. William utiliza esta información de forma magistral para desbloquear dos fases cruciales en su aventura. La primera y más arriesgada, hacerle saber al profesor que él está al tanto del romance y que entiende que eso debe permanecer secreto, al no estar ellos casados. De forma sutil le hace ver que para mantener a boca cerrada, el profesor le de acceso ilimitado a la biblioteca, a lo que aquel accede sin reticencias. El segundo momento de desbloqueo es con la hermana, cuando la noche antes de escaparse con Kachigunda, esta le regala a William la dinamo de la bici del profesor.
La hambruna (design thinking)
Los árboles de los terrenos vendidos a la tabacalera fueron talados, y sin árboles el agua anegó los cultivos. La situación no mejora en la estación seca, ya que no crecen plantas. Y sin plantación no hay comida. El análisis de William de la tozuda realidad de su aldea y las necesidades de alimentación le impulsa definitivamente tras su objetivo de crear electricidad a partir del viento, creando una bomba de agua que riegue los cultivos. La bomba de agua podía haberla construido hace tiempo con sus conocimientos, pero el verdadero desafío era cómo hacerla funcionar, y para ello emplea a fondo metodologías de innovación.
Molino en miniatura (lean, agile, liderazgo)
Tratar de construir un molino que produjera electricidad en su versión ‘grande’ hubiera sido un reto demasiado ambicioso, incluso para el joven William. Por ello, su primer objetivo es validar la idea con un prototipo en miniatura. Para ello movilizó a un grupo de jóvenes a los que un día había arreglado una radio para seguir un partido de fútbol. Estos no dudaron en acudir al vertedero y construir el prototipo según las indicaciones de William. En este caso conectó el prototipo a una radio sin pilas, y si la electricidad generada por el giro de las aspas, pasando por una dinamo artesanal, activaba la radio, se podía considerar como prueba superada. Así fue, y ese constituyó el primer éxito del proyecto, que también sirvió para involucrar más al grupo jóvenes.
El padre (resistencia al cambio)
Trywell, el padre de William, seguía obcecado trabajando la tierra seca, a pesar de lo improbable de obtener cosecha. Cuando su hijo fue a mostrarle que el invento producía electricidad, Trywell reaccionó airadamente exigiéndole que también se pusiera a a trabajar la tierra. William necesitaba la bici del padre para el molino grande, pero no dio su brazo a torcer ni siquiera cuando el hijo volvió a exigírsela junto al grupo de jóvenes. La esposa de Trywell, Agnes fue la que le quitó la venda de los ojos. “Intentó enfrentarse a mí con sus amigos, por la bici”, le explica Trywell. “¿Qué más tengo que perder? -le contesta Agnes-. “Allá donde te sigo, pierdo algo. A mis padres cuando vine aquí. Luego la tierra. Después a Annie. No te culpo. Solo te pregunto. ¿Hasta cuándo perderemos cosas? Nada de lo que hacemos funciona”.
El molino (growth, socios clave)
La última parte de la película involucra a la comunidad de Wimbe en la construcción del molino definitivo, ya con el apoyo de los padres de William y del próximo líder comunitario, Gilbert, cuyo padre está moribundo. La construcción es un éxito y consigue dar electricidad a la bomba de agua, sacando agua del pozo y regando el cultivo de los Kamkwamba. De esta forma, con agua y en comunidad, Wimbe sobrevivirá a la escasez.
William Kamkwamba (el product manager)
No podíamos finalizar este artículo sin reconocer la constancia y el papel clave de William como un auténtico product manager, que supo detectar una solución a la necesidad concreta, adaptarla, involucrar a actores y recursos clave, negociar en momentos críticos y finalmente construir el prototipo y el aerogenerador. Y una película que, aunque hayas leído el artículo entero, merece la pena ver.
Y si te ha picado la curiosidad sobre el Product Management, te interesa echar un vistazo a esto.