Crecimiento exponencial: la clave está en la agilidad
Los conceptos “organización ágil” y “crecimiento exponencial” figuran, casi siempre, en los programas formativos de las escuelas de negocios de todo el mundo, pero ¿acaso se está exagerando su importancia? Y, sobre todo, ¿tiene sentido conjugarlos en la misma frase?
Las metodologías ágiles hunden sus raíces en las empresas de software más exitosas. No obstante, existen argumentos que nos llevan a pensar que todas las empresas, sin importar el sector, se parecen cada día más a las empresas de tecnología. En primer lugar porque todas las compañías, sin excepción, desarrollan su actividad en un entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo), lo que les obliga a abrazar la incertidumbre y a enfrentarse a riesgos hasta ahora desconocidos.
En segundo lugar, porque las grandes empresas tecnológicas han conseguido destruir uno de los dogmas del management clásico, el del crecimiento lineal. Emulando a las empresas de software, cualquier empresa puede adoptar metodologías que le permitan escalar y conseguir crecimientos exponenciales.
La metodología Scrum como recurso
A fin de gestionar la incertidumbre con inteligencia y de ambicionar crecimientos exponenciales para las organizaciones en las que trabajamos, la metodología Scrum emerge como un recurso útil y fácil de implantar. Esta metodología pone el foco en entregar valor y ofrecer resultados de calidad que permitan cumplir el plan de negocio. Los equipos Scrum son multifuncionales y auto-organizados, de tal forma que todos sus miembros saben lo que tienen que hacer y cuándo tienen que entregar sus respectivas tareas. Como resultado, desaparece la necesidad de una supervisión directa a cargo de un “jefe tradicional”, puesto que, en los equipos Scrum, la responsabilidad es colectiva.
La importancia de introducir el «sprint»
Cualquier organización, con independencia de cuál sea su actividad, tiene en su mano la posibilidad de adoptar algunas de las ideas básicas de la metodología Scrum con el objetivo de probar su eficacia por la vía de los hechos. Para ello, resulta capital introducir el “sprint” en las dinámicas de trabajo de la compañía: un sprint es una unidad de tiempo que cumple dos funciones básicas: reducir la complejidad y actuar como elemento de comparación. Los sprints nunca se deben interrumpir ni alargar. Sin embargo, pueden definirse diferentes duraciones, normalmente entre 1 y 5 semanas. Se recomienda que el sprint represente el período mínimo de tiempo en el que es posible entregar un incremento de valor.
El otro concepto fundacional de la filosofía Scrum es el de “ceremonia”. Las ceremonias son las diferentes reuniones que los padres de la metodología que nos ocupa sugieren celebrar a lo largo de un sprint. Destacan tres:
- Sprint planning: Tiene lugar al comienzo del sprint y permite al equipo conocer las tareas que se van a ejecutar en dicho sprint y estimar el esfuerzo que requerirán las mismas. La duración de la sesión de planificación puede llegar a las 8 horas para sprints de 4 semanas, si bien lo más habitual es encajarla en slots de unas 2 horas.
- Daily: Reunión diaria de todo el equipo, preferiblemente a primera hora de la mañana y con los participantes en círculo y en pie, en la que se ha de responder brevemente a 3 preguntas:
-
- ¿Qué hice ayer?
- ¿Qué voy a hacer hoy?
- ¿Existe algún impedimento que me impida entregar valor?
La función de la daily es dar visibilidad al trabajo de todos y que los problemas se hagan públicos lo antes posible. Su duración no debería superar los 15 minutos.
- Retrospectiva: Reunión informal del equipo Scrum al término del sprint. Suele coincidir en el tiempo con la planificación del sprint posterior. En esta sesión, todos los miembros del equipo tratan de consensuar qué ha ido bien, qué ha ido mal y cómo se podría mejorar para el siguiente sprint.
Para un defensor del pensamiento ágil, la principal fuente de aprendizaje es, precisamente la experimentación, esto es, la prueba y el error. En consecuencia, nada impide que quien lea estas líneas pueda arrancarse a incorporar alguno de los tips mencionados en su empresa. Tal vez, incluso, el crecimiento exponencial conseguido acabe confirmando su utilidad.
Autor: Alberto Ortiz, Head of Fintonic Accounts & Cards y profesor de The Valley en el Digital Training Certificate: Agile Business
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