La humanidad está avanzando a pasos de gigante, es una realidad. Son cambios que afectan a la sociedad en su conjunto, desde personas y colectivos a empresas e instituciones.
Y es que la naturaleza curiosa del ser humano y su ansia por conocer, experimentar y superar sus límites no tiene fin. Así lo demuestra Max Roser, economista de la Universidad de Oxford, con el estudio que publicó sobre la evolución de los asuntos más relevantes de la vida en los últimos dos siglos:
- Salud: con el aumento de la esperanza de vida a 80 años en países desarrollados.
- Educación básica: la tendencia muestra que en 2100 casi la totalidad de los niños acabarán Primaria.
- Pobreza extrema: en 1820 más del 90% de la población vivía en condiciones infrahumanas.
- Alfabetización: hoy el 85% de las personas saben leer.
- Libertad de expresión: la mitad de la población vive en países con sistemas democráticos.
A veces no somos conscientes de estos increíbles avances, nos parecen muy lejanos y ajenos a nuestra realidad personal, pero pensando en las acciones del día a día se aprecian de manera más tangible, desde la manera en la que consumimos a la que nos relacionamos. Si tuvieses la posibilidad de viajar atrás en el tiempo al año 1980 para contarle a cualquier persona que compras online, trabajas como analista web y conociste a tu pareja a través de Internet, no entendería una palabra.
Pero, ¿qué tienen estos datos en común? La respuesta parece lógica: la tecnología.
A lo largo de la historia tres acontecimientos han marcado un antes y un después en la mecanización y automatización de procesos aplicando tecnología: las revoluciones industriales.
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Estas revoluciones han supuesto un cambio en las sociedades de entonces con la mejora de la productividad y calidad de vida de los trabajadores, del transporte y de los productos y servicios. Otro de los sectores que más se vio afectado fue el empleo, ya que muchos de los trabajos que daban de comer a familias enteras desaparecieron en favor de las máquinas.
Hoy vivimos la cuarta revolución industrial o más llamada “revolución tecnológica”. La aparición de Internet y la globalización que ha traído consigo, han supuesto uno de los cambios más significativos. Su mayor ventaja es la conexión, que ha permitido el intercambio de información para beneficiar a la población a escala mundial.
Además de Internet, el desarrollo en materias como la nanotecnología, inteligencia artificial, drones e impresoras 3D modificarán la sociedad en todas sus dimensiones, particularmente (y una vez más) en el área laboral.
Una investigación realizada por expertos de la Universidad de Oxford arroja resultados sorprendentes: se prevé que en dos décadas el 47% de los empleos actualmente estables desaparecerán y el 90% de los que permanezcan variarán, requiriendo la incorporación de nuevas competencias.
Las ocupaciones más amenazadas:
- Servicio al cliente: cajeros, teleoperadores, traductores, empleados de banca.
- Transporte: los taxistas, chóferes, conductores de autobuses.
- Finanzas y contabilidad: contables, agentes de seguros, asesores, abogados.
- Producción e industria: agricultores, pescadores, granjeros, carpinteros, costureros, relojeros.
Viendo el panorama, no parece una casualidad que las empresas situadas en el top del ranking bursátil sean de carácter digital: Apple, Google, Microsoft, Amazon y Facebook.
Sin embargo, no todo es negativo. La tecnología sustituirá al ser humano en los trabajos más mecánicos y repetitivos, por lo que se presenta una oportunidad para el desarrollo de nuevos empleos asociados a la creatividad y conocimiento.
La consultora Adecco, en su informe sobre el futuro del trabajo, nos muestra las áreas actuales que serán más cotizadas:
- Programación informática.
- Marketing y comunicación.
- Diseño visual.
- Creatividad digital.
- Estrategia y Gestión de negocio
Por otro lado, encontramos nuevas disciplinas aún sin formación específica:
- Analistas y programadores de Internet de las cosas (IoT)
- Arquitectos de nuevas realidades
- Científico de datos
- Diseñador de órganos
- Robotista
- Diseñador de redes neuronales robóticas e inteligencia artificial
- Terapeuta de empatía artificial
- Impresor 3-D
- Protésico robótico
- Ingeniero de nanorobots médicos
- Abogado especializado en drones y ciberseguridad
Estos datos demuestran lo evidente: el trabajo implica la adaptación digital. En InfoJobs, una de las plataformas de ofertas de empleo más destacadas, lo corroboran: “En los últimos años hemos detectado una explosión del fenómeno digital en puestos como programador, experto en marketing digital, Big Data, HTML5, desarrollador de aplicaciones móviles o en la nube o experto en redes sociales, llegando a acaparar el 37% de las ofertas que recibimos” afirma Dominique Cerri, su directora.
Sabiendo esto, ¿qué competencias requieren los perfiles solicitados? De manera imprescindible titulación universitaria, el dominio del inglés y cierta experiencia, pero sin duda el valor diferencial entre candidatos lo marcará la posesión de títulos de postgrado especializados en el sector digital.
Teniendo en cuenta que se trata de un perfil relativamente novedoso, es indispensable formarse en centros que apliquen metodologías de enseñanza ”Learning by doing”, es decir, aquellas centradas en la aplicación práctica de lo aprendido. Otros puntos a tener en cuenta son: programas con contenidos actualizados, el carácter presencial de los mismos, el prestigio de la escuela, la calidad del profesorado (profesionales especializados) y la posibilidad de inserción laboral (aquellas que tienen convenios con las mejores empresas).
¿Estás preparado para afrontar el futuro digital?
Autora: Sara Ballesteros Peña, Marketing Assistant en The Valley.
¹ https://verne-elpais-com.cdn.ampproject.org/c/s/verne.elpais.com/verne/2018/01/23/articulo/1516705169_487110.amp.html