La décima promoción Máster en Digital Business terminó en julio, con la presentación de proyectos finales por los equipos del curso. María Lafuente Sáez-Benito expuso, junto a sus compañeros, un nuevo formato publicitario que apostara por marcas jóvenes con recursos más limitados. Debajo explica cómo surgió la idea y evolucionó a través de las 400 horas lectivas.
Mi equipo estaba formado por cinco personas totalmente diferentes. Cada uno veníamos de un sector: publicidad, jurídico, marketing, IT y digitalización. Pero todos teníamos algo en común. Estábamos saturados de la publicidad en nuestras redes sociales y cansados de ver siempre las mismas marcas en lugar de otras más innovadoras y diferenciadoras.
Desde The Valley nos pedían que encontrásemos un proyecto que resolviera una necesidad y nosotros la habíamos encontrado en nuestro día a día. Así surgió The Rocket, un nuevo formato publicitario cuyo objetivo era mejorar la visibilidad de marcas jóvenes con pocos recursos y ofrecer al usuario final un catálogo de marcas innovadoras y jóvenes.
Los retos, claves de The Rocket
A medida que avanzaban las clases íbamos definiendo un poco más nuestro proyecto. De cada sesión fuimos cogiendo ideas nuevas y aterrizamos la teoría. De los primeros módulos de Máster en Digital Business sacamos en claro que lo mejor para nuestra empresa era desarrollar una aplicación móvil y más adelante le dimos el toque que definiría nuestro proyecto: los retos. Habíamos estudiado la gran saturación que está sufriendo el mundo digital y, en especial, el de las RRSS. Por ello, buscábamos el entorno y el aliciente perfecto para hacer una publicidad disruptiva, poco intrusiva y que permitiera al usuario acercarse a la marca en un medio cercano y social de entretenimiento.
Así, creamos una aplicación donde los usuarios finales podían realizar retos para obtener descuentos en marcas innovadoras y jóvenes. Una vez definida la idea, nos empezamos a encontrar con algunos obstáculos: ¿Qué acciones de marketing nos beneficiaban más? ¿Cómo defender ante inversores el gasto que suponían? ¿Cómo íbamos a monetizar nuestro negocio? ¿Seríamos una aceleradora o un formato publicitario en sí?
El Máster en Digital Business está pensado para guiarte en cada paso del desarrollo del proyecto por lo que en cada sesión intentábamos ir resolviendo poco a poco nuestras dudas y dilemas.
En el módulo de usabilidad tuvimos que cambiar radicalmente el diseño de nuestro prototipo, los test de usuario que nos enseñaron a hacer nos mostraron que lo que en un inicio nos parecía una creatividad sencilla generaba dudas básicas al usuario. En Marketing y Analítica conseguimos cerrar las acciones que llevaríamos a cabo para darnos a conocer de manera coherente utilizando siempre métricas reales. Y finalmente conseguimos cuadrar todos los gastos e ingresos maximizando los recursos que teníamos con el plan financiero.
Y llegó la parte más difícil, la presentación final
The Valley nos preparaba para enfrentarnos a situaciones con las que nos encontraríamos en nuestro mundo laboral si decidíamos emprender. Por ello, el pitch final era parecido a las rondas que se hacen ante inversores potenciales. Teníamos que resumir en 10 minutos nuestro proyecto y convencer de la viabilidad y potencial del mismo a los miembros del tribunal.
Este tipo de tribunales suelen ver muchas presentaciones por lo que queríamos enseñarles algo diferente. Así, nuestro apoyo visual fue dinámico y joven, acorde con la temática de nuestro proyecto. En cuanto al discurso, fuimos guiando a la audiencia por los mismos pasos que habíamos recorrido a lo largo del año. De esta manera esperábamos llevarles a la misma conclusión a la que habíamos llegado nosotros y les retaríamos a participar en nuestra aventura emprendedora. Para prepararnos para esta última prueba, fue inestimable la ayuda de nuestro tutor Pascual Parada, con el que practicamos el pitch hasta que quedamos satisfechos.
Si nuestro proyecto fue sufriendo una transformación, nosotros fuimos cambiando con él. Una experiencia como ésta te muestra el valor de trabajar en equipo y lo enriquecedor que es compartir conocimientos para aprender unos de otros. Te anima a arriesgar, proponer nuevas ideas y empiezas a ver el mundo profesional con otros ojos, con más inquietud y con ganas de aportar algo nuevo, algo diferente.
En cuanto a planes de futuro… nunca se sabe.
Autora: María Lafuente Sáez-Benito, Advertising and Marketing Account Executive